Introducción Parte 2      

BIOGRAFÍA

Para Pedro Ramírez Vázquez no existe frontera entre la arquitectura y las artes en general. Él ha escrito que “todo tipo de diseño cae dentro de la disciplina arquitectónica”. Esta afirmación se hace más evidente cuando don Pedro diseña en cristal elementos constructivos que ha empleado en sus edificios.

Es el caso de los pilares que sostienen al Estadio Azteca, las celosías y la “X” que empleara tanto en el Museo Nacional de Antropología como en el Pabellón de México en Sevilla.

El propio Ramírez Vázquez confiesa que ejecuta sus diseños en vidrio durante el tiempo disponible entre proyectos arquitectónicos emprendidos por México y el mundo. Es decir, que mientras otros preferían descansar, Ramírez Vázquez incursionaba en las geometrías del cristal y en las posibilidades de acercar quehaceres aparentemente distintos y distantes.

Lo que hizo con su arquitectura también lo ensayó con las artesanías ancestrales: los populares jarritos de barro y las arcillosas copas del antiguo Tlatelolco, también fueron interpretadas en cristal por Ramírez Vázquez. Parecería que quiso hermanar todas las artes sin distingo, ya que, además de lo afirmado, cada una de sus obras cristalinas encierra cualidades escultóricas.

En coincidencia con lo anterior, Ramírez Vázquez otorgó las mismas reflexiones e inquietudes al vidrio arquitectónico que a los cristales trabajados con arte. Ya se había advertido sobre las sutiles correspondencias entre la luz y su arquitectura. Algo similar ocurre con los cortes y contornos que diseña para el cristal artístico: «Los volúmenes en cristal nos permiten modelar la luz, se le deja pasar, se le detiene, se le matiza, se le regresa, se tiene presente a la vez el reverso y el anverso, la vista anterior y posterior: la materia es la luz». Ello nos revela una convicción: Ramírez Vázquez no es un improvisado en el arte de los cristales.

Su tremenda experiencia con otros vidrios ya le habían inevitablemente indicado el camino. Esta seducción por las luces y sombras tal vez explica su preferencia por las técnicas en frío, lejos de colores fáciles y de texturas maleables.

Pero no todo el cristal concebido por Ramírez Vázquez derivó de sus vivencias arquitectónicas. Sus frecuentes viajes al extranjero también sirvieron de inspiración para muchas de sus creaciones. Piezas en cristal que remiten a la Isla de Pascua, a totems y a personajes africanos y escandinavos, responden a esas sorpresas que encontró por el mundo y que lo impactaron hasta el punto de retratarlas en volumen.

Si bien fueron esas travesías las que lo convertirían en un mexicano universal, es justo apuntar que le hicieron valorar lo propio y, por ello, también abundan los motivos prehispánicos, las máscaras, los nopales y los colibríes.

Irónicamente, otras causas que llevaron a Don Pedro por los caminos del cristal, serían lo cercano y lo casual: el encargo de un amigo, un evento conmemorativo, su aprecio por los animales, etcétera. Así, simbologías olímpicas, ideas y pensamientos plasmados en superficies, parvadas y cardúmenes se sumarían a Cristos y crucifijos evocados por un hambre de fe.

 

 

 

Biografía

AGENDARTE

Agendas y calendarios

Regalos
Corporativos

LOS CONTEMPORANEOS A.C.     Constitución #18, Col. Escandon, CP.11800, México D.F.   Tel. 52 76 11 59, 55 15 08 99, Fax. 55 15 08 99